SOBRE EL GATOPARDO, EL LEOPARDO JASPEADO Y EL TIGRILLO

Gabriel Orellana Rojas

Gracias a la pandémica reclusión me sumergí en mi biblioteca y como cauda obtuve algunas recompensas; hoy destaco entre ellas un ejemplar de la primera edición en español de El Gatopardo, novela escrita por Giuseppe Tomasi, duque de Palma y príncipe de Lampedusa (18961​ – 1957), publicada en Italia en 1958 y editada y traducida al español en 1959 por Fernando Gutiérrez (Editorial Noguer), que adquirí en una venta de libros usados, quién sabe dónde y cuándo.

Según escribe el traductor en su Nota: «el verdadero personaje central de la obra es, justamente, el gatopardo que, como emblema, figura en el escudo del príncipe y se hace centro de las virtudes y defectos de su linaje. Unas y otras son, en todo momento gattopardescos, palabra con la que se definen muchas cosas y que responden […], a una actitud ante la vida y la muerte, ante los hombres y las cosas.» Y aclara que: «Por esta razón y por la no menos importante de la eufonía he castellanizado la palabra (gatopardo) y así figurará en esta versión y no en su correcta traducción castellana, que hubiera sido «leopardo jaspeado». Para más detalle, agrega que: «El gatopardo –es decir, el leopardo jaspeado (feliz marmorata, leopardus marmoratus)— es una especie de pantera de tamaño aproximado al del gato casero […] de pelaje amarillo de arcilla, más claro en el vientre y con dos fajas longitudinales negras que parten de la frente y se reúnen en una raya más allá de la cabeza, siguen así por la espalda y se separan de nuevo en la parte posterior. Tiene también otras fajas oblicuas desde la nuca hasta el vientre que, además, presenta tres líneas de manchas redondas de un color oscuro. Vive en Java y Malaca y se dice que es fácil de domesticar, lo que acaso esté un poco en contradicción con el espíritu de los Salina que lo tomaron como divisa.» Conocedor de nuestra fauna, indudablemente, su original propietario anotó la palabra “Tigrillo” al margen de la página.

«Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie», la frase que popularizó la novela que me ocupa, simboliza la capacidad de adaptación que ha tenido en la historia el pueblo siciliano para con los distintos gobernantes de la isla; denota también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución unificadora para poder conservar su influencia y poder.

La expresión «gatopardismo» (hay quienes también emplean el calificativo «lampedusiano»), explica Rodrigo Borja (Enciclopedia de la Política, FCE, 1998), significa «la transacción entre la aristocracia decadente y la naciente burguesía y, más generalmente, el pacto con el enemigo político tradicional.» En Wikipedia encontré que esta frase se basa en la cita de Alphonse Karr «plus ça change, plus c’est la même chose» («cuanto más cambie, es más de lo mismo»), publicada en enero de 1849 en la revista Les Guêpes («Las Avispas»).