RETENES

Oscar Rivas Sánchez

Me cuesta comprender su lógica, se me ocurre que tienen el propósito de demostrar que están haciendo algo, pero son un abuso, un atentado y un derroche de fondos públicos. Me refiero a los retenes que pone la policía en distintos puntos.

Los vecinos de San Isidro, Acatan, Santa Amelia y aledaños no me dejarán mentir: hace unas ocho semanas, en Cuatro Caminos, precisamente en el cruce a Santa Rosita, la Policía instaló un retén que a la fecha se mantiene. Hay un vehículo policiaco y unos diez agentes portando armas de grueso calibre, ponen unas pequeñas señales en la vía para convertir la pista a solo un carril y reducir la velocidad de quienes transitamos por ese lugar.

Nadie y menos quien escribe puede estar en contra de la seguridad, la policía esta creada para que el gobierno cumpla con el mandato de proveer seguridad a la población; pero ese retén, al igual que los otros, no puede proporcionar seguridad, es imposible. Si el propósito es capturar vehículos robados, que mal hacen su trabajo, porque en esa vía es común que circulen vehículos sin placas o con las placas colocadas de tal manera que es imposible verlas y nunca he visto que le hagan el alto a uno de ellos; si el propósito es capturar delincuentes, solo podrían capturar a un delincuente muy tonto, puesto que todo el mundo sabe que en ese lugar hay un retén y le será muy fácil tomar otro camino; vuelvo a repetir, no entiendo cuál puede ser el propósito.

Eso sí, con los motoristas -que dicho sea de paso son uno de los mayores peligros para circular por la ciudad-, se ensañan, pareciera ser que han dispuesto que quien maneja una motocicleta es un criminal peligroso y despiadado, y los agentes del orden público los tratan y registran como si tal: manos en alto, piernas abiertas, registro minucioso de todas las partes del cuerpo, luego, revisión meticulosa de los documentos y un interrogatorio severo.  Ningún respeto a la dignidad de las personas; y todo por conducir una motocicleta. Eso no se vale.

Hay ocasiones en que los agentes están comiendo, platicando o descansando, es decir, no están haciendo nada que no sea obstaculizar la circulación de vehículos. El otro fin de semana, no había ni un solo agente, pero los obstáculos estaban en su lugar.

A mí no me gusta eso, de paso que es el camino más corto para llegar a la casa, me preocupa utilizarlo y cuando comienza a oscurecer prefiero ir por un camino más largo, porque me da miedo, prefiero evitarlo, máxime cuando una cadena internacional nos informó de lo sucedido en Honduras a dos trabajadores de la salud, en uno de esos peligrosos puestos policiacos.

Con esas prácticas el país no gana nada, la sociedad tampoco. Ojalá se aplicaran mejores formas para brindar seguridad y debo recordar, que la democracia es inversamente proporcional, al número y tamaño de las armas que vemos en la calle.