OPERADOR, EN LUGAR DE PRESIDENTE

Renzo Lautaro Rosal

En este país no salimos del asombro. El presidente del Congreso, aún no sale de su enfermedad por el COVID, pero a pesar de ello sigue haciendo de las suyas y las ajenas. Las declaraciones vertidas durante la tarde del pasado lunes 12, son penosas y desvergonzadas. Deja de lado su nefasta gestión en la presidencia de un organismo de Estado, pero en especial, quiere dejar de lado y echar culpas por su intención de no elegir a las Cortes. Como hacen otros tantos «colegas» de él, culpa a la Corte de Constitucionalidad que después de un año dicha elección no se haya llevado a cabo.

El desparpajo e irresponsabilidad son terribles, pero peor es que esa prepotencia y cinismo no tengan repercusión alguna en su contra. Por el contrario, la impunidad sigue de frente y constituye el principal factor que permite que decisiones claves no se concreten y se pierdan en medio de una coyuntura volátil donde solo a pocos parece importar que el Legislativo sea un espacio dramático en descomposición permanente.

Las declaraciones fuera de lugar, son amplificadas por el grupo de provocadores que deambulan por las instalaciones de la novena avenida, quienes han aprovechado la estancada elección para dar rienda suelta a las intervenciones más grotescas. Ahora salen con que la elección no ha sido posible por la carga ideológica del proceso. ¿Me pregunto, cuál carga? Al final de cuentas, buena parte del último listado de candidatos está integrado de personas cuestionadas, quienes quieren ser salvados por varias de las bancadas interesadas en todo tipo de transacciones maliciosas. Entonces, por qué no hacer la elección, si el listado de disponibles no plantea peligros para esa ensarta de intereses ¿Dónde están y quienes son los candidatos peligrosos? ¿Cuáles son los factores de riesgo que impiden realizar una elección acomodada a los intereses mayoritarios representados en el Congreso?

No hay razones, ni siquiera resquicios para las excusas de no llevar a cabo la elección de las Cortes. Pero aún, el principal factor de dilación, la elección previa de una nueva cohorte de magistrados de la Corte de Constitucionalidad, no va a cambiar en mayor cosa el perfil y orientación de la CSJ y Salas de Apelaciones. Lo que sí puede haber, es empeoramiento de los perfiles de sus integrantes. Quizás para diputados como Allan Rodríguez y los interrogantes de su porra, el fin último es la elección de los peores entre los malos. Así estarían de iguales a iguales.