NEPOTISMO DE CUARTO MUNDO

La semana pasada se filtró en medios de comunicación el rompimiento de la alianza por conveniencia entre el presidente Alejandro Giammattei y el diputado Felipe Alejos de la bancada TODOS.

Tanto el Peladero de El Periódico como algunos medios digitales se mencionó el incidente entre Alejos y el mandatario. Al parecer todo fue por su asesor Luis Miguel Martínez quien acusó a Alejos de pedirle mucho al mandatario. El congresista lo tomó del cuello y le echó la culpa de todo. Alejos con la autoridad moral que es, calificó a este gobierno como el peor de la historia. Giammattei le dijo que ya no quería verlo a él ni a su bancada insignificante. Alejos entró en cólera y remató con la ciudadanía al exigir al Ministerio de Salud que expulsara a los médicos cubanos del país porque no se debe tolerar el comunismo en Guatemala, sin importarle un pepino que estamos en medio de una pandemia. La “movida” serviría para mejorar su malograda imagen frente a los estadounidenses. El guiño “morboso” de Alejos le ha de haber sacado un par de carcajadas a la gente de la embajada.

Uno se pregunta ¿quién es este asesor?. Si uno busca rastrea información en internet, y averigua quién es Luis Miguel Martínez, encontrará toda clase de información desde datos malintencionados hasta datos poco confiables. La historia según rumores es que conoció al hoy presidente en la universidad. Varios sitios lo señalan de haber sido un exdrogadicto y, por estas fechas, lo relacionan de ser la pareja sentimental del presidente. Esto último ha sido la comidilla principal de netcenteros y toda clase de usuarios.

Martínez, quien no tiene experiencia en la política nacional, a parte de ser un asesor de un diputado desechable, fue nombrado para liderar la Comisión Presidencial de Centro de Gobierno. Si hemos sido testigos de la política nacional podremos decir que esos puestos regularmente son designados a militares de alto rango que manejan información privilegiada y tienen don de mando a la velocidad de un chasquido. Tendrá Martínez las credenciales o Giammattei lo puso ahí para quedarse con la mitad de su sueldo. Es nepotismo o meritocracia. ¿Qué es?

Sabemos que en Guatemala se hace política de cuarto mundo y como ciudadanos estamos sabidos de esa política farisea, analfabeta y delincuencial que le mueve la cola a cualquiera que tiene una chequera.

Es pertinente mencionar que cada persona puede hacer lo que quiera con su vida sexual. Da náusea esa Guatemala que tiene lustrada esa doble moral para todo. Si son pareja o no es algo que no debe llamarnos la atención y si es cierto no ganamos nada con escandalizarnos en lo más mínimo. Mal que bien ya se habla del tema y esperemos que algún día desemboque en una iniciativa de ley de matrimonio igualitario. No se puede alentar  con violencia o religión el marginamiento de las personas solo por tener una orientación sexual diferente. Por ser delincuentes, corruptos y asesinos, sí. No se puede entender que sigamos con un pensamiento de tarados en materia de derechos humanos y queramos arreglarlo todo con golpes en el pecho, oraciones y estúpidas terapias de conversión por algo que es una elección puramente humana.

Pero no es eso lo que llama mi atención. Me preocupa e indigna lo denigrante que es este país cuando sistemáticamente adopta como política de estado convertir en parias a personas capaces, estudiadas, decentes y trabajadoras que aportan con su conocimiento y vocación su grano de arena para sacar a este país del subdesarrollo. No puede ser que tan fácilmente nos roben nuestro país con maniobras a todas luces ilegales mugrientas y fecales, que aparenten legalidad, para que prevalezca el poder estos grupejos de poder inmundos y malnacidos.

Como personas decentes estamos en un punto de adormecimiento ante el dolor del opresor y queremos verlos rogar por su vida. Estamos al borde de exigir por la fuerza un cambio inmediato porque ya nos ganó el hartazgo de que nos engañen, nos endeuden y nos dejen morir a nuestra suerte sin que nos den la oportunidad de hacer un mejor país porque nosotros lo queremos, lo añoramos y lo deseamos. Esto tiene que parar y desde ya y lo advertimos por las buenas.

“No puede ser que estemos aquí para no poder ser”, dijo alguna vez el grandísimo escritor Julio Cortázar.