Las mujeres en tiempos de COVID-19

Nineth Montenegro

La situación actual es sumamente compleja. La crisis del COVID-19 ha tenido efectos devastadores en todos los sentidos, sumada ahora a la crisis política que pone en riesgo la frágil institucionalidad del país.

No obstante, la encrucijada que se vive actualmente, hay temas como el de la violencia contra la mujer que no deben pasar desapercibidos por la gravedad sistemática con que se han presentado, y porque no es normal bajo ningún punto de vista. Ahora con el encierro obligado por la pandemia, estos hechos se hacen más evidentes.

No se puede, ni debe olvidar que la cultura de violencia arraigada en Guatemala en un sistema patriarcal afecta a un porcentaje considerable de mujeres, cuyas cifras no se reflejan como tal, debido a factores como la vergüenza, miedo, y en muchos casos la ineficiencia del sistema, entre otros.

Estas prácticas abusivas abonan al debilitar la frágil democracia y deben erradicarse. Ahora en plena crisis de Coronavirus nos enteramos que los casos de violencia de todo tipo en contra de las mujeres aumentaron. Hace muy pocos días se supo que un hombre bajo efectos de licor, violentando el “Toque de Queda”, estaba agrediendo a su esposa, fue detenido portando dos armas de fuego.

Este hecho nos ilustra un drama cotidiano que se hace insostenible, y lo más grave es que  no queda ahí, pues  de acuerdo con  una publicación de  Prensa Libre del mes de junio, en entrevista realizada al personal del Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público (MP), cuentan que entre el 1 al 25 de mayo, se han recibido 3 mil 504 denuncias, seis denuncias en promedio cada hora. Según los registros, por las siguientes causas: 1 mil 639 por violencia psicológica, 1 mil 200 por violencia física, 641 por violencia (no especifican que tipo de violencia), 17 por violencia sexual y 7 por violencia económica.

Posteriormente, en declaraciones dadas a otro medio de comunicación, esta misma entidad dice que, en lo que va del año 2020 se consignaron más de 4,300 denuncias de mujeres que sufrieron algún tipo de violencia, de la cual la psicológica es la más frecuente, seguida de la violencia física. Hay que enfatizar que muchas mujeres por falta de medios de transporte no han podido hacer la respectiva denuncia, por lo que estas cifras pueden ser mayores.

Un hecho también muy grave, es que se ha informado que, en promedio, diariamente están “desapareciendo” 4 mujeres. Ciertamente hay legislación relacionada con el tema, pero muchas mujeres desconocen la misma, por lo que aún falta camino por andar. Por estas razones, trabajé y presenté en enero de este año una iniciativa de ley para sancionar y erradicar el acoso callejero, denominada “Ley Contra El Acoso Callejero y otras Formas de Violencia Contra La Mujer”, porque quienes  persiguen, hostigan o tocan a las mujeres en las calles, centros de estudio, lugar de trabajo, u otros espacios públicos, es seguro que también tengan conductas anormales en sus hogares, y quién sabe si esos seres deleznables puedan ser responsables, incluso, de esas misteriosas desapariciones de mujeres.

Lamentablemente al acoso callejero no se le presta atención y hasta se ha “normalizado”, pero no solo es ofensivo a la dignidad de la mujer, además puede llevar a hechos de violencia inimaginables. Así que imagínese usted, en estos momentos de crisis, la situación de muchas mujeres que, si salen, las acosan y si se quedan en casa, pueden estar viviendo en el mismo infierno entre las cuatro paredes de su propio hogar.

Por ello, es importante una Política Publica integral que desde el Estado cree la condiciones para erradicar estas prácticas condenables, anormales y salvajes, que como mínimo y sin ser exhaustiva pudiera contener entre otras acciones, las siguientes:

  1. Dar a conocer a nivel nacional cuales son las herramienta e instituciones que velan por los derechos de las mujeres en los principales idiomas del país.
  • Hacer una campaña nacional de sensibilización permanente desde el Estado, sobre la importancia de vivir en una sociedad en donde la cultura de la violencia contra la mujer se erradique para construir un país con justicia, inclusión y equidad.
  • Tipificar como delito el matrimonio de una mujer menor de edad con un adulto (a ese respecto, también presenté una propuesta de reforma en el Código Penal que no fue aceptada). Efectivamente existe la prohibición en este sentido en el Código Civil, pero al no penalizarse, estos hechos continúan.
  • Darle vida a la iniciativa de ley denominada “Ley de Desarrollo Económico de las Mujeres”.
  • Hacer realidad la iniciativa de ley “Contra el Acoso Callejero y otras formas de Violencia Contra la Mujer”.

Las iniciativas mencionadas en los incisos c, d y e, serán abordadas en otras columnas.

Imagino que importante será el día en que las mujeres vean estos hechos tan pavorosos como prácticas del pasado, y puedan vivir a plenitud la verdadera ciudadanía hoy negada a muchas personas, y en una sociedad libre de violencia, puedan tener pleno acceso a recursos económicos y productivos, que les permitan tener empoderamiento. El día que eso ocurra podremos decir que vivimos en una democracia real y participativa.

Nineth Montenegro.