LA SENSIBILIDAD POLÍTICA CENTROAMERICANA NO COMPRENDE SOBRE DERECHOS HUMANOS

Rosaura Ragüex

La violencia, pobreza, represión y las múltiples desigualdades y marginación social ha trazado gran parte de la realidad social histórica de Centroamérica, las poblaciones marginadas e ignoradas por las condiciones en las que han sido sucumbidas por los gobernantes con complicidad de las élites económicas; condiciones y situaciones de las cuales pocas veces se hablan cuando se discute la integración centroamericana.

Es paradójico que Honduras sea uno de los países centroamericanos con altas tasas de pobreza y desigualdad teniendo altas tasas de crecimiento económico a nivel regional resaltadas en su crecimiento del PIB en el año 2017 (4.8%), 2018 (3.7%) y 2019 (2.7%), destacándose sobre el promedio de los demás países centroamericanos según datos del Banco Mundial, no obstante, estas realidades desiguales son similares en gran parte de los países centroamericanos, en los que el crecimiento económico no necesariamente implica igualdad y desarrollo humano sino más bien se da a costa de dicha población en beneficio de sectores empresariales nacionales y transnacionales.

Parecieran estar trazadas por una herencia regional de las elites económicas con complicidad de los políticos las desgracias humanas. En las que la sensibilidad política centroamericana no comprende ni atiende los derechos humanos, donde las fronteras geográficas pesan más en el imaginario social y político que el derecho a vivir dignamente, una de las lecciones dictadas por Estados Unidos y muy comprendida y aprendida por países dependientes como Guatemala.

Las y los hondureños que se alejan de su desgracia social buscando alternativas en otros suelos parecen nunca alcanzarse puesto que las rutas a travesar son de igual manera marcadas por desgracias y desigualdades históricas como las de Guatemala, donde la marginación es normalizada y las violencias como soluciones apaciguadoras de las demandas sociales.