LA RESURRECCIÓN DE LA COSA NOSTRA

La entrega voluntaria de Alejandro Sinibaldi, ex ministro de comunicaciones durante el gobierno del malogrado Otto Pérez Molina este lunes 24 de agosto, año COVID-19 supone un gran paso en develar el funcionamiento del esplendoroso sistema de corrupción que se enquistó en el estado, al ser él una pieza importante.

Sinibaldi fue capturado con todo y comunicado de prensa en donde afirmó que: “tomó la decisión de enfrentar voluntariamente este proceso para que se conozca toda la verdad que impera en el Estado y que lo tiene cooptado por intereses particulares desde sus mismas estructuras”.

Sinibaldi tiene 5 procesos penales por los que deberá responder: Cooptación del Estado, Construcción y Corrupción, Odebrecht, Transurbano y Arca. Estos casos pondrán en capilla ardiente a muchos políticos de cuello blanco y vacas sagradas del criollismo guatemalteco.

El juez encargado del caso es Miguel Ángel Gálvez quien programó la primera audiencia para el 27 de agosto y de inmediato declaró el caso en reserva. Esto para evitar que medios de comunicación ingresen a la audiencia y difundan información que alerte a otros sensibles implicados. No crean en esa desinformación, por favor

Como bien lo informó el jefe de la FECI, Juan Francisco Sandoval, Sinibaldi no puede aspirar a ser testigo protegido porque el exfuncionario, fue cabecilla de todo el entramado de casos de corrupción cuando estuvo al frente de la cartera.

Sin embargo los tentáculos de Sinibaldi para manipular la justicia son todavía muy fuertes. En el 2014 y junto con el ex candidato ahora preso en EEUU Manuel Baldizón, la ex vicepresidenta Roxana Baldetti también presa, Gustavo Herrera ex directivo del IGSS y condenado por defraudación al IGSS y Juan De Dios Rodríguez implicado en varios casos de corrupción cuando estuvo al frente del IGSS, negociaron la elección de los actuales magistrados que integran la Corte Suprema de Justicia. Esto lo afirmó en una entrevista al medio Plaza Pública el excomisionado de la CICIG Iván Velásquez.

En la nota también mencionó lo importante que fue el apoyo de EEUU en la lucha contra la corrupción pero después hubo poco interés por parte de la embajada y del gobierno estadounidense en combatir la corrupción esto por el cambio de presidente y el de embajador. El entonces presidente Jimmy Morales puso de alfombra a Guatemala para apoyar a Trump en el cambio de sede de la Embajada de Israel y que no hubiera resistencia para expulsar a la CICIG luego de destapar varias investigaciones en contra de amigos de Morales, él mismo y su familia. Mientras esto sucedía el debilitamiento de la CICIG se hacía más evidente, “La CSJ asume posiciones y ejecuta decisiones tan graves como el rechazo in limine de antejuicios contra Sandra Torres”, recordaba Velásquez.

Por aquellos años se manejaba la versión que Sinibaldi jamás regresaría al país mientras estuviera Iván Velásquez y la CICIG en Guatemala. También se especulaba sobre quienes estarían involucrados en esa red de corrupción. Ayer se confirmó la sospecha y el ahora capturado lanzó el primer dardo a los empresarios que se dedican a la construcción.

Por otro lado hay preocupación que ahora sin la CICIG, el sistema de justicia sea más sensible a negociar corrupción e impunidad. Nadie duda de la honorabilidad del juez Gálvez pero cada día retrocedemos más en el combate a la corrupción y esta conducta es alentada por las autoridades de gobierno de turno encabezada por el presidente Giammattei quien no le preocupa el combate a la impunidad y se llena boca de pírricos esfuerzos para decir lo contrario. Las Cortes de Apelaciones también están bajo ese grupo de control proimpunidad y todo se puede caer luego de finalizado el juicio.

Para muestra un botón: Hace poco más de un mes, no el año pasado, ni hace cinco años, la Corte Suprema de Justicia tuvo que suspender el acuerdo 22-2020 para convertir al Juzgado Duodécimo de Primera Instancia Penal en un juzgado especializado en conocer exclusivamente los casos de corrupción y de un plumazo eliminar los Juzgados de Mayor Riesgo para delegar los casos de alto impacto a jueces más flexibles y permisivos como Marwin Herrera Solares y Carlos Lucero Paz, señalados por la FECI de cometer actos de corrupción. Ni se diga que a principio de este año, la Fiscalía destapó el complot para amañar la elección de los nuevos magistrados de la CSJ liderado por Gustavo Alejos, diputados y un sinfín de implicados.

Regresando al caso de Sinibaldi, no está demás decir que rebasa, y por mucho, todo lo que nos enseñaron en las escuelas sobre lo que en literatura se denomina como realismo mágico latinoamericano, un concepto que muestra que lo irreal o extraño es algo cotidiano o normal. Para nada esto ya es una trama de “Cosa Nostra” con la casualidad que el presidente Giammattei y Sinibaldi son ciudadanos italianos.

El desgaste que tendrá Juan Francisco Sandoval jefe de la FECI y el juez Gálvez por parte de los grupos pro-corrupción y extrema derecha, será avasallador. La integridad y sentido de justicia por el que luchan es digna de imitar y apoyar. La ciudadanía debe estar alerta, hay mucho en juego y en dos años para acá se ha perdido tanto que hasta las ganas de hacer justicia nos han quitado. No lo permitamos, no les demos ese gusto. Como ciudadanía decente y ávida de justicia tenemos que estar unidos.