LA GEOESTRATEGIA DE LAS VACUNAS

Luis Fernando Mack

“Las vacunas se han convertido en un arma para ganar poder y alianzas y la liberalización de patentes sobresale como el principal elemento que puede sacudir el tablero” (Laura Puig y Rafa Julve)

Hace unos días, Estados Unidos ha anunciado que probablemente, en noviembre entren en vigor nuevas disposiciones para viajar al país del norte de América, con lo cual se prevé que se haga más evidente la guerra política que se libra entre los países de occidente y las potencia emergentes de China y Rusia. Con dicha medida, Estados Unidos planea permitir el ingreso a los turistas que hayan completado el esquema de vacunación, medida que ha sido imitada por varios países europeos, con lo cual se verán afectados muchas personas que han sido vacunadas con la misma, especialmente por el anuncio de la Organización Mundial de la Salud, que desde junio anunció la suspensión temporal del proceso de aprobación de la Sputnik, lo cual fue visto como una confirmación de esta suerte de “boicot” internacional en que se podría llamar la guerra de las vacunas. 

Las razones de la negativa de aprobar la vacuna rusa, tanto de la OMS, como de los países occidentales, parece a simple vista, una mera venganza de dichos países, debido a que fue precisamente la Sputnik V la que fue anunciada como la primera vacuna contra el COVID, lo cual pareció contrariar enormemente a las autoridades norteamericanas y europeas, que recibieron desde entonces el anuncio con gran escepticismo.  

La medida, sin embargo, ha puesto en jaque a muchos ciudadanos de los 70 países donde la vacuna rusa se ha aplicado, especialmente, muchos ciudadanos de los latinoamericanos, que es una de las áreas donde más se ha aplicado la Sputnik V; por ejemplo, en Argentina, el 30% de los vacunados fueron protegidos con la versión rusa de la vacuna, mientras que en Guatemala, el porcentaje se estima que es del 17%.

La opinión de los especialistas, por el contrario, especifican que estas medidas son plenamente injustificadas: a estas alturas, con tantos millones de vacunados con la Sputnik V, de existir problemas, ya se hubieran advertido. Además, tentativamente hablando, los datos disponibles hablan de que la Sputnik V es una de las mejores vacunas disponibles, especialmente por la característica que la hace única: contrario a otras versiones de vacunas contra el COVID-19, la versión rusa está compuesta por dos componentes diferentes entre la primera y segunda aplicación, lo cual probablemente influye en el alto porcentaje de efectividad que se le atribuye. 

En mi caso personal, siendo una de las personas que ha recibido ya el esquema completo de la vacuna, la perspectiva de no poder viajar para visitar a la familia en Estados Unidos representa un grave obstáculo, que se agrega a la larga espera que he tenido para poder volverlos a ver: hace casi dos años, fue la pandemia, ahora, es una decisión eminentemente política la que probablemente me niegue la posibilidad de viajar.

Por desgracia, la pandemia solamente ha profundizado la diferencia de poder que existe entre la gran mayoría de naciones y ciudadanos del mundo, que ven en silencio estas batallas de poder que se desarrollan entre las grandes potencias mundiales, y cuyas decisiones afectan el futuro de muchos ciudadanos. La disyuntiva ahora para quienes tuvimos la mala suerte de estar en medio de esta guerra política será determinar si será necesario optar por otro esquema de vacunación, o esperar para ver como termina esta increíble batalla geopolítica, que está cargada de intereses geoestratégicos, más que de detalles técnicos. Al final, lo que está en juego es el nivel de influencia política, pero también, el tamaño del beneficio económico al que van a acceder los productores de las vacunas. Y en esta batalla de poder, parece que los fabricantes de vacunas llevan las de perder, para desgracia de muchos ciudadanos de a pie.