LA CRISIS DE LEGITIMIDAD DE LA USAC

Luis Fernando Mack

Por primera vez en su historia, la única universidad estatal vive sus peores momentos de credibilidad.

Este viernes 26 de febrero será recordada por la historia por la triste noticia de dos rectores de la USAC que enfrentan acusaciones muy graves relacionadas con redes de corrupción: nos referimos al actual rector Murphy Paiz, y el exrector Estuardo Gálvez. Ambos, con ordenes de captura giradas en su contra. Independientemente si son hallados culpables o no, el solo hecho de ser señalados en la red de corrupción que intento cooptar instancias claves por la vía de comisiones de postulación, es un duro golpe de credibilidad para una institución tricentenaria, la cual siempre había sido identificada con el anhelo progresista y democratizador de la sociedad guatemalteca.

Lejos parece haber estado la época en la que la USAC era vista con esperanza por parte de la sociedad civil, ya que su compromiso siempre la había colocado al lado de las fuerzas más progresistas de la sociedad. Por ese compromiso, muchos profesionales, estudiantes y profesores de la casa de estudios, fueron víctimas de la represión durante el conflicto armado interno, por lo que el histórico legado que siempre ha aportado, parece en este día, un eco lejano de una época pasada.

La pregunta que todo san carlista debe responder, ahora, es como llegamos a este triste día, en el que dos de sus figuras mas conocidas, han sido señaladas por su presunta participación en las redes de corrupción que han socavado la legitimidad de nuestra casa de estudios. La respuesta, paradójicamente, tiene que ver con el ideal revolucionario de la época de transición durante los años 1983-1984, periódico en el que se elaboró el marco constitucional que actualmente está vigente. Fue en ese periodo que los constitucionalistas idearon el modelo de comisiones de postulación, mecanismo de poder en el que la USAC fue incluido. La idea era buena: permitir que la academia lidereara los procesos de transformación institucional que permitieran el cambio político e institucional que tanto se ha soñado. Por esa misma intención, a la USAC se le otorgo la potestad de presentar iniciativas de ley, privilegio que la institución ha utilizado muy poco en estos 35 años de vigencia constitucional.

En la práctica, dicha intención parece haber sido nefasta: permitió la penetración de redes político-económicas que, mediante los procesos de elección de autoridades, empezaron a cooptar toda la institucionalidad de la USAC, de manera que posteriormente, la USAC fuera usada como mecanismo de poder, desde las instancias a las que la Constitución de la Republica le ha otorgado participación.

Los señalamientos en contra del actual rector, Murphy Paiz, pero en particular, la orden de captura en contra del ex rector Gálvez, desnuda la grave crisis de legitimidad que parece afectar directamente a la tricenteneraria Universidad de San Carlos. El caso de Gálvez, en particular, es clave: fue Gálvez el que rompió la larga tradición universitaria de no reelección que siempre habían llevado los rectores, utilizando para ello, todo mundo de recursos institucionales que le estaban disponibles como rector, lo cual lo preparo para su papel posterior: ser un operador político ampliamente señalado en los procesos de cooptación institucional que se desarrollaron vía las comisiones de postulación.

Dicen que toda crisis es una oportunidad para reconocer los errores, y enmendar el camino: ojalá esta crisis de legitimidad que enfrenta la USAC, signifique este aspecto positivo. De lo contrario, este podría ser el primer paso de una crisis mas profunda. La USAC, acorde con su papel histórico, debe reflexionar seriamente para reencontrar su legado de progreso y esperanza que muchos actores sociales que tuvieron la suerte de ser egresados de la misma, aún recuerdan con verdadero orgullo.