HERMANOS TODOS: EL MENSAJE DE FRANCISCO

Luis F. Linares López

Para el título de su tercera encíclica – suscrita el 3 de octubre – el papa Francisco escogió las palabras que san Francisco de Asís utilizaba para dirigirse a sus hermanos y hermanas. Fratelli tutti, nos dice el pontífice, está dedicada a la fraternidad y a la amistad social para que, reconociendo la dignidad de todos los seres humanos, renazca un deseo de hermandad.  Critica el individualismo exacerbado, que alimenta doctrinas económicas, políticas y sociales, pues la ayuda de unos para otros es indispensable para que superemos los graves problemas que afectan a la humanidad, agravados por la pandemia del covid-19.  Espera que el dolor que causó y sigue causando no sea inútil, que descubramos “que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces”.

Pandemia que demostró, entre muchas cosas, que la libertad de mercado, si bien necesaria, no es suficiente para asegurar el bien común. Afirma que algunas personas, por nacer en familias de buena posición económica, recibir buena educación, crecer bien alimentados o poseer grandes capacidades, no necesitan de un Estado activo.   Efectivamente, solamente requieren de un entorno que les permita dar rienda suelta a su libre iniciativa, para “hacer” sin coerción ni privilegios, como reza cierto eslogan neoliberal.  Pero eso no es cierto para una persona con discapacidad, para el que nace en un hogar pobre, el que recibe educación de baja calidad y no tiene acceso a servicios de salud. Es decir, para la inmensa mayoría de seres humanos.  “Si la sociedad se rige primariamente por los criterios de la libertad de mercado y de la eficiencia, no hay lugar para ellos y la fraternidad será una expresión romántica más”.

Esas reflexiones del papa vienen como anillo al dedo para comentar el Plan para la recuperación económica de Guatemala presentado el 25 de septiembre por el Ministerio de Economía. Es un plan que no evidencia preocupación alguna por la reducción de la desigualdad y de la pobreza imperantes en Guatemala.  Solamente favorecer, mediante medidas legales y promoción de proyectos de infraestructura, el clima de negocios.  Obviamente las empresas necesitan un entorno económico favorable para que sean productivas y exitosas, pues son condiciones necesarias para la creación, pero también debe haber preocupación por la otra cara de la moneda, por los trabajadores. 

Lejos de preocuparse por ellos se plantea que el elevado costo del cumplimiento de las obligaciones formales empuja a la informalidad laboral. Esas obligaciones incluyen el pago de aguinaldo y Bono 14 que son grandes dinamizadores del consumo.  Contradictoriamente, el plan anota la caída del consumo que afecta el funcionamiento de muchas empresas, poniéndolas en riesgo de cierre.  Y cabalmente Francisco se refiere a esto, cuando señala que el “descarte”, que entre otras formas se expresa en el sacrificio de partes de la humanidad en beneficio de una minoría, se expresa entre otras formas en la obsesión por reducir los costos laborales, sin advertir sus graves consecuencias sociales.