Luego que se diera la apertura del país, muchas personas volvieron a la normalidad, y muy pronto olvidaron que el COVID-19 sigue ahí. Las medidas de seguridad se fueron dejando, tanto que en muchos departamentos la gente olvidó el uso de la mascarilla, volvieron las reuniones familiares, fiestas, etc.
El resultado de este relajamiento social ya se empieza a ver, especialmente en la Capital, Sta. Catarina Pínula, Quetzaltenango, Mixco y Antigua Guatemala. Las personas más afectadas con este nuevo repunte son precisamente aquellas en edad productiva, entre 20 a 50 años.
Esto indica claramente que tanto los lugares de mayor productividad, así como las personas que están trabajando han sido las que mayores riesgos corren. Lo cual debe preocupar a las autoridades, primero por las personas y luego porque la economía, que apenas inicia a levantarse de una brutal caída, puede verse afectada nuevamente, y recordemos que tenemos una red hospitalaria precaria y ya saturada, según lo han dicho las propias autoridades del sistema de salud.
Al respecto, el propio presidente del BANGUAT ha dicho que Guatemala podría tener un crecimiento del PIB de un 3.5%, pero que esto depende del comportamiento del COVID-19 y que no se tomen medidas que afecten la movilidad de las personas, pero ello depende de las medidas de prevención que se tomarán.
En ese sentido, recientemente, cuando se despidió del país el Dr. Asturias, actual coordinador de la denominada COPREVICOVID, fue muy claro en ese sentido y advirtió con todo el conocimiento del caso que se están teniendo más casos y con gente seriamente enferma. Su opinión fue muy contundente al decir “Esto no es un juego, lo que va a pasar en las próximas semanas va a ser un regreso a esa pesadilla que tuvimos en julio de probablemente una ola más intensa.”.
Agregó que, si las situaciones se extienden hacia el aumento de casos, se podrían tomar medidas más estrictas, si en caso esta epidemia se sale de control, como por ejemplo un estado de prevención, y es que producto del Eta y el Iota ya hay repuntes en los departamentos afectados por estos desastres naturales.
Pese a la crítica situación que se avecina, las autoridades, especialmente, las locales no han tomado ninguna medida preventiva al respecto, sino que, además, en el presupuesto 2020 archivado, el tema de la vacuna contra el COVID-19 no fue una prioridad.
Apenas se ha cedido un 15% para el primer lote de vacunas. El Dr. Asturias dice que se necesita por lo menos 1000 millones para poder garantizar a la población la vacuna, de esos se requerirán por los menos 500 millones para dar cobertura al 50% de la población joven o económicamente activa. Dinero para ello si hay, porque al día de hoy el presupuesto global ejecutado es del 78% y hay tres ministerios que no ejecutaron ni el 48% de su presupuesto, esto implica que quedarán saldos y que mejor que invertirlos en la población como la única medida efectiva, y así evitar serios retrocesos.
El momento para la readecuación presupuestaria es ahora que se está discutiendo y reorientando el presupuesto en mesas técnicas de dialogo, junto con inversión contra la desnutrición y la reactivación económica con énfasis social, el dinero para la vacuna contra el COVID-19 debe ser un tema que no debería tener mayor obstáculo.
Por otro lado, la pregunta es: ¿por qué no se unen los países de C.A y compran juntos la vacuna contra el COVID-19?, esto puede bajar precios y tener un plan más coordinado de vacunación, y vuelvo aquí a mencionar a –SE-COMISCA, que es la Secretaria del Consejo de Ministros de Salud del SICA (Sistema de integración C.A), a través de este ente rector de la salud, se puede adquirir medicamentos a precios justos, toda vez que se hace por volumen, usando la economía de escala.
Tienen los técnicos en sus manos la posibilidad de evitar un daño letal para la población y las autoridades de gobierno tomar las mejores decisiones políticas en este sentido, de lo contrario vamos nuevamente al escenario tan dramático que se ha explicado en los párrafos anteriores.
