ENSAYO SOBRE LA PATERNIDAD RESPONSABLE

Luis Fernando Mack

“Un hombre que no sabe ser un buen padre, no es un auténtico hombre.” MARIO PUZO

Empecé mi camino al descubrimiento de la paternidad cuando supe por primera vez que mi pareja estaba embarazada: en un arranque de pánico, cuando fuimos a la primera ecografía, tuve la desafortunada ocurrencia de decir que iba a una sesión de horror. Hoy, 17 años después, no me explicó como pudieron salir tales palabras de mi boca.

Afortunadamente, todo cambió cuando llegó la hora del parto, y tuve la maravillosa oportunidad de cargar a mi primogénito: literalmente, sentí que cambió mi vida para siempre. Para las mujeres, claro está, este proceso es más rápido y expedito, ya que ellas tienen que sufrir en carne propia todo el proceso, desde el momento de la concepción.

A los hombres, sin embargo, nos toma mas tiempo caer en la cuenta de que somos padres, proceso que lamentablemente, no les llega a muchos.Influye mucho en esta percepción, la idea de que la maternidad es responsabilidad de la madre: hay todo un esfuerzo social y político, que tiende a exaltar la maternidad, y a minimizar la paternidad: el día de la madre se celebra con bombos y platillos, mientras que el día del padre pasa apenas percibido, quizá porque en el imaginario colectivo, la paternidad sigue viéndose como opcional: un mal padre apenas es sancionado moralmente, mientras que una madre que niega su función, es severamente castigada por la sociedad.

Por eso, sería mejor que la sociedad empezara a celebrar no la maternidad ni la paternidad por separado, sino la unidad de la familia: la necesidad de que tanto hombres como mujeres, nos veamos como corresponsables, en igualdad de condiciones, sobre la tarea de educar a los hijos, y de ser igualmente responsables en las tareas del hogar.Lamentablemente, las visiones que ven a la mujer como “naturalmente” orientada al hogar han sido dañinas por muchas razones: quien se dedica al mantenimiento del hogar, no se le considera que realice ningún trabajo, lo cual esconde significativamente la doble o triple jornada que le toca llevar a la mayoría de las mujeres; tradicionalmente, por supuesto, algunos hombres se sienten héroes, y buscan “ayudar” en las tareas del hogar o de cuidado de los niños, pero solo de forma esporádica. Por eso, existe todo un vigoroso movimiento que está reivindicando tanto las tareas del hogar como el equivalente a un trabajo, como la posibilidad de que tanto hombres como mujeres, nos veamos como igualmente responsables del mantenimiento del hogar y del cuidado de los niños.

En mi caso particular, tuve la “suerte”, dirían algunos conocidos, de que en las dos ocasiones que fui padre, mi respectiva pareja asumió roles excluyentes: con el primero, ocurrió una sustracción ilegal de mi hijo que se lo llevó fuera del país, y en el segundo caso, se involucraron tanto los abuelos maternos, que finalmente fui paulatinamente desplazado a una función secundaria. Recuerdo perfectamente que en una ocasión, cuando acaba de nacer uno de mis hijos, fuimos a visitar a un sacerdote amigo, que le dijo a mi pareja: “recuerde señora, que antes de madre, fue esposa”. Al salir, ella simplemente dijo: “el cura que sabe”.

Privilegio siempre su rol de madre, y olvidó por completo su papel de esposa, lo cual eventualmente nos llevó a la separación.En ambos casos, pude perfectamente deslindarme de mi responsabilidad, amparado en la percepción predominante de que los hijos son responsabilidad mayoritariamente de la madre, cosa que no hice, porque realmente amaba a mis hijos.

Y no me arrepiento de ello: he tenido mis mejores y más maravillosos momentos, en compañía de mis amados hijos. Si pudiera volver a tomar esa decisión, jamás abandonaría mi papel de padre, que tantas satisfacciones y alegrías me ha dado.

Moraleja: como sociedad y como individuos, aún tenemos un largo camino por delante para desmitificar tantas ideas erróneas sobre la maternidad y la paternidad, de manera que asumamos que el rol de atender la casa y cuidar a los hijos, es una tarea que corresponde a padre y madre por igual.