EL PRIMER FIN DE SEMANA SIN RESTRICCIONES

Nineth Montenegro

Llegó la hora de la prueba de fuego, el primer fin de semana sin estado de calamidad. Como era de esperarse, muchas fueron las personas que salieron a la calle, parques, playas, centros comerciales, restaurantes, y la mayoría en familia. Y es que el encierro a quien más ha castigado es a los/as niños/as y a las personas adultas mayores.

De un momento a otro, los pequeños ya no pudieron ir a sus clases, visitar un parque y menos compartir con otros niños, y los adultos a partir de 60 años también tuvieron muchas restricciones, pese a estar aún en edad productiva.

Los padres de familia, especialmente las mamás, tuvieron que ser además de madres trabajadoras, las maestras de sus hijo/as. Pero todo ese esfuerzo se tuvo que hacer en aras de no propagar más el virus en los centros de estudio.

Ahora, siete meses después vienen los desafíos, hay un “retorno a la normalidad” y claro, muchas personas aprovecharon el momento, ya que al fin pudieron salir y disfrutar un poco sin mayores prohibiciones. Fue positivo ver a familias muy cuidadosas con sus pequeños bien protegidos al salir a lugares al aire libre, fuera de la ciudad a respirar aire puro, sin aglomeraciones y con la distancia social requerida. Pero no todos los ciudadanos cumplieron con las necesarias medidas.

Se pudo ver por los medios escritos y televisados que en las playas no hubo mayor mesura de algunas personas, quienes estaban textualmente “apuñuscados” unos con otros; en la 6 av. de la zona 1 tampoco hubo tales cuidados, la gente iba en masa y algunos sin el tapabocas. Se supo de más de un restaurante en donde la gente hizo largas colas para poder entrar sin guardar las medidas sanitarias necesarias.

Es quizá cansado para algunos que se repita esto, pero ya se ha dicho que es muy importante entender que el virus sigue aquí y no está dejándonos, todo lo contrario, reside entre nosotros, acechándonos para lanzarse al menor descuido, y la prueba más dolorosa de esto es la muerte de miles de guatemaltecos.

El hecho que la ciudad capital haya pasado de semáforo rojo al naranja no significa que esto ya se normalizó, sobretodo porque con las cifras dadas oficialmente sobre el avance o disminución del virus siempre hubo dudas. Así que cuidado, no arriesguemos innecesariamente nuestra vida y la de nuestros seres queridos.

Por otro lado, aunque el Dr. Asturias ha dicho que él no cree en los cierres porque no son sostenibles, también insiste en que la manera más segura de protegernos es el uso adecuado de la mascarilla, pero no se ha visto a nadie ser sancionado por no usar la misma, y aunque afirma haber puesto un centro de denuncias por incumplimiento de protocolos, hasta el día de hoy, no se sabe si está funcionado.

Estoy de acuerdo con lo que el comisionado expresa, siempre y cuando las personas cumplan mínimos protocolos que son reglas de convivencia necesarias para evitar que el virus avance, y si el Estado cumple con su responsabilidad de verificar que la ciudadanía se proteja.

Es oportuno también que los alcaldes hagan lo propio y cuiden que sus comunidades no se salten las reglas y tengan habilitados espacios con mascarillas al servicio de la gente.

Recordemos que en tiempos de crisis, la solidaridad y ayudarnos mutuamente será el medio para sobrevivir a esta pandemia.  Demostremos que no requerimos que se declarare cualquiera de las modalidades de estado de excepción que, aunque sean de paso, se fundamentan en una ley totalmente fuera de contexto para la actualidad.