El fin de los medios tradicionales

Todos los meses se entera uno que algún medio tradicional de comunicación hacen recorte de personal. Regularmente es en las redes sociales cuando se expresan las muestras de solidaridad a cualquier amigo o reportero, periodista, periodista gráfico, fotógrafo, etc., que perdió su plaza. Recuerdo que hace unos 20 años mucha gente que se creía intocable en un medio de comunicación tradicional que decidía si contrataba o despedía, hoy, está fuera del juego. Antes se les tenía miedo a estos bur(r)ócratas de escritorio que gobernaban cada medio desde recursos humanos, mesas de redacción o la oficina más grande y que hoy nadie los recuerda.

El enorme talento que captaron, lo dejaron escapar con el correr de los años y hoy a causa de la crisis de salud tuvieron que romper la ventana para sacar más gente. Aquellas grandes salas de redacción o pisos para cada sección como tenía Prensa Libre, Siglo XXI, el Periódico hace 15 años, donde habían 100 personas entre reporteros, editores, diagramadores, fotógrafos es cosa de un pasado romántico sin retorno. 

El futuro al fin los encontró, desprevenidos, anémicos y con la bandera en blanco recién planchada. Están a la espera de algún paquetazo informativo que el gobierno desee difundir por esos canales para recibir una gota de financiamiento que les permita un aire nuevo mientras preparan el siguiente recorte de personal.

La radio está más o menos por la misma avenida. Emisoras Unidas hizo un recorte como de 25 personas entre locutores, periodistas deportivos y reporteros a causa de la crisis de salud aunque sean el segundo monopolio que más alcance tiene en el país. La franja deportiva los salvaba pero sin deportes no queda mucho.

Albavisión tiene las mismas condiciones no se crean. La última vez me contaron que tenían entre 5 y 7 reporteros para Telediario, Noti7, T13 noticias, TN23,  en sus distintas emisiones. Albavisión tiene la ventaja que casi todas las oficinas de gobierno y municipalidad pueden pautar con ellos y eso los mantiene sólidos económicamente.

Prensa Libre y Guatevisión siguieron la línea de Albavisión y ahora los reporteros de Prensa Libre tienen que hacer notas para televisión. El binomio mediático independiente honrado y digno hace recortes cada 5 o 6 meses. NuestroDiario que era uno de los periódicos más vendidos del país, por el morbo que maneja, ya no vende ni la cuarte parte que hace 10 años.

El Periódico que antes tenía alquilada una casa para todo su equipo de reporteros vio la crisis salud para reinventarse y ahora reportear se hace “homemade” y alquilan unas oficinas solo para contabilidad y cada quién desde su casa.

Mientras tanto los medios que producen desinformación con el pasar de los días enrolan a más elementos para inflar su ejército de difamadores que se dedican a destruir personas, crear rumores y escribir noticias en favor del gobierno y es tan obvio que lo hace muy mal. La única ventaja que tienen es que lamen los zapatos correctos y así se mantienen sólidos con planes de expansión. Ellos si pueden soñar. Es realmente triste aunque no tanto.

Pero digamos que no todo es tan feo. Todo ese recurso que vomitaron los medios tradicionales a causa del COVID-19 ha servido para que cada uno se reinvente haga proyectos de información “a la buena” y se conviertan en sus propios jefes. Conforme la edad pasa se tiene menos tolerancia a los editores abusivos y al no ser parte de esa maquinaria odiosa, ojalá hubiera tenido el valor de sacarles el dedo medio. De haber sabido.

Hoy, el internet se ha convertido en el único canal, el más barato, más variado, más democrático, y por el momento, el lugar donde se puede hacer todo lo que uno quiso antes y no podía.

Conforme pasan las semanas, más medios digitales surgen con todos los talentos que el status quo desperdició. Hay esperanza, vocación y ganas de decir la verdad. Los medios tradicionales se morirán con la suya, allá ellos. Apostemos por los nuevos medios digitales que están y los que vienen. Dejemos que la tinta y el papel se les acabe.  Abracemos la era digital, abracemos el esfuerzo que hace Epicentro GT, por ejemplo.

Allan Martínez.