DÍA DE LA NO VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y SU ORIGEN

Nineth Montenegro

El día 25 de noviembre de 1960, fueron cruelmente asesinadas las hermanas Minerva, Patria, y María Teresa de apellido Mirabal. Este hecho ocurrió en República Dominicana, durante la dictadura de más de 30 años de Rafael Leónidas Trujillo, quien “gobernó “de 1930 a 1961. Ellas junto a sus esposos pertenecían al movimiento denominado 14 de junio, que era férreo opositor al dictador que gobernó con mano de hierro y con las más despreciables prácticas para aterrorizar a ese país, se cree que mandó a asesinar a más de 50,000 personas.

Las hermanas Mirabal, al momento de su secuestro venían de visitar a sus esposos, quienes por ser opositores al régimen se encontraban encarcelados, la emboscada fue perpetrada por agentes del servicio de inteligencia militar de ese país, quienes les dieron cruel muerte mediante torturas y violencia sexual. Por estos hechos la Asamblea General de la ONU en 1993 resolvió aprobar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

En Guatemala hubo muchas mujeres víctimas de la violencia política que se vivió durante más de 30 años, algunas de ellas fueron detenidas ilegalmente y desaparecidas, en tanto que la mayoría fueron ejecutadas extrajudicialmente de la forma más aberrante que pueda imaginarse.

Mencionar a cada una de ellas sería difícil por lo numeroso de los casos, pero están vivas en nuestra memoria y su lucha fue para que hubiera un país más justo y equitativo. Ellas forman parte de esa historia que nunca jamás se debe repetir.

En todo caso el día 25 de noviembre tiene una connotación más amplia, porque se trata de reiterar la importancia de erradicar todas las formas de violencia contra la mujer y la niña sea esta: física, psicológica, sexual, laboral etc.

Esta es una fecha propicia para reivindicar el derecho a una vida en libertad y ecuanimidad en donde se extirpe todo tipo de violencia, sexual, acoso, violación, acoso callejero, abuso sexual, infantil, matrimonio forzado, acoso cibernético, trata de personas, esclavitud, explotación sexual, matrimonio infantil.

Pero también se trata de exigir al Estado políticas y programas que ayuden a evitar todas estas formas de violencia, que no permiten el verdadero desarrollo. Y ello es posible a través del Estado. Sin embargo y pese a la importancia de estructurar políticas públicas en favor de erradicar estos graves problemas, la institucionalidad está ausente y destina ínfimas cantidades tanto para la niña como para la mujer lo que se refleja en los niveles de violencia, el empobrecimiento, desnutrición en niñez y en mujeres en gestación, orillamiento a la economía informal, falta de empleo, migración y desplazamiento.

Veamos por ejemplo el presupuesto global con enfoque de género, fue de Q4,795 millones. De esto se ejecutó Q2,797 millones solamente. Siendo el gasto de funcionamiento Q2,795 millones.

Esto nos refleja la poca importancia que se da a las transformaciones que se requieren, que van desde campañas de sensibilización, hasta de capacitación para el emprendimiento de las mujeres y con ello lograr tener independencia económica.

Existe el Clasificador temático: define los clasificadores por temas con enfoque de género, pueblos indígenas, seguridad y justicia, educación, reducción de la desnutrición, recursos hídricos y saneamiento, niñez, juventud.

Sin embargo, es casi un ornato, que describe algunas mínimas actividades en ministerios y secretarias como, por ejemplo:  En la Secretaría de Bienestar Social, el programa de capacitación técnica, dice que ha capacitado a 32 personas, o en el Ministerio de Trabajo, el programa:  personas insertadas al mercado laboral, que dice haber apoyado a 363 mujeres y 851 hombres. Números que hablan por sí solos.

 Por ello creo importante desde lo local a lo nacional pelar por el presupuesto participativo como un ejercicio democrático en donde las necesidades ciudadanas son escuchadas y tomadas en cuenta en los presupuestos nacionales con énfasis en el ámbito municipal, esto le da representación e inclusión a la población en la toma de decisiones de Estado.