CON EL TANQUE AL MÍNIMO

Renzo Lautaro Rosal

Cuando un gobierno coloca trampas, sabotea e incluso inventa tramas contra quienes considera sus detractores, es porque ha caído muy bajo; con lo cual confirma además lo que está dispuesto a poner en marcha para contraponer los cuestionamientos. 

Intentar acallar las voces disruptivas, minar su confianza, aumentar los miedos, son algunos de los propósitos que por décadas han determinado las relaciones entre los centros de poder, algunos  medios de comunicación y las organizaciones sociales.  Pero en los últimos años, a ese triángulo se han sumado diversas expresiones ciudadanas (no organizadas), que están más atentas a lo que sucede en los espacios de las instituciones públicas. Así, manifiestan su hastío a los desenfrenos de funcionarios, que siguen creyendo que llegar a ocupar puestos de cierto nivel de importancia es sinónimo de inexistencia de límites y que pueden hacer todo lo que les dé la gana con los recursos a su disposición.

Retornar a las épocas de medidas represivas, incrementar la dicotomía amigos vrs. enemigos, son extremos que se creían irrepetibles, pero que ahora asoman a la ventana. Estirar el hule puede traer nefastas consecuencias para el país en general, en particular, en circunstancias donde se deberían requerir fuerzas aglutinadas para el relanzamiento de las propuestas de reactivación social y económica.

El gobierno central manifiesta que está lejos de ser el principal impulsor que se requieren para articular, generar amplios pactos de gobernanza, ser instancia interlocutora y promotora de diálogo democrático. Con hechos, demuestra que por el momento, está del otro lado de la acera de estos objetivos deseables. Lo peor del caso: la administración aún no llega ni siquiera al primer año de gobierno. Cuánta gasolina y de qué calidad podrá  tener para intentar mantenerse de pie en los tres años que restan? Agreguemos, qué sectores están dispuestos o son ya instancias de apoyo para una gestión que solo logró un débil estartazo? Claro que existen actores interesados en ser parte del coro, pero la mayoría es de los impresentables, los que cobran caro cualquier acto de cercanía.

La recta final del 2020 será clave para desentrañar algunos nudos, o bien, armar otros adicionales a los existentes. El 2021 será un año agitado por los sucesos en juego, por la capacidad/incapacidad para mantener los finos hilos del control político; así como las posibilidades reales para reconducir el período post-pandemia y manejar los múltiples escenarios de tensiones con los cuales tendremos que lidiar como sociedad. 

Renzo Lautaro Rosal